Me siento y espero…
espero…
espero…
miro mi reflejo en la pantalla apagada del ordenador, el me mira a mí y vuelta a empezar
saco un cigarrillo y sin darme cuenta, juego con él entre los dedos de mi mano izquierda,
la derecha quiere y no puede… escribir
que hastío, que indolencia la mía
delante la luz, detrás las sombras… calladas, quietas, como esperando un destello, una señal
¿estaré muerto? ¿será de este modo?,
se que no porque escucho el ritmo a mi izquierda, palpitante, cálido, pausado
acaso este muerto en un sueño, tal vez en mi sueño sueñe que estoy muerto ¿y?... nada
sigue la indiferencia en mi regazo
si lo estuviera, ¿cómo volver y decirle al piadoso lo que a solas me digo?
… vivimos lo que podemos, vivimos si nos dejan y si queremos, pero elegimos el espino y sufrimos, pero elegimos el brote y nos encantamos
qué distinto si supierais, si, por un momento vivierais esta muerte apagada, yerma, estéril esta muerte exánime
…a quién demandar una justificación por tanta certidumbre regalada, tal vez forzada
por fin, enciendo el cigarro algo maltrecho en la inconsciencia de mi olvidada orilla
esa orilla que me ignora, esa orilla que restalla en mi cabeza como un azote
insistente, provocadora busca algo, me invita
insolente, pendenciera busca algo, me instiga
arrogante, camorrista busca algo, se burla
la respiración agitada y el sudor perlado en la materia, abro los ojos y un mar de estrellas me inunda el alma
mi mente trabaja en la memoria y todo es confuso y siento frío en el corazón
evoco el instante y se apaga la azul llama del olvido y es ahora cuando me sangra la boca y me quedo en ella, me quedo en la vida, en un abrazo un gesto, una mirada
hasta entonces coge mi mano amigo y bebe de este arroyo que es la fuerza que nos empuja…
y cree en mí que yo ya lo hago en ti